Me parece que fui de las últimas generaciones que hizo la tarea utilizando enciclopedias, libros y monografías. Aproximadamente hace diecisiete años mi papá llevo por primera vez una laptop del trabajo y nos enseñaba el Internet, el explorador que en ese momento usaba era Netscape, y el buscador era AltaVista.com; Ahí mi cerebro seguía siendo mi herramienta más poderosa, era mí banco de información y de respuestas, no me imaginaba lo esencial que sería en mi década siguiente.
La información que digerimos hoy, se ha vuelto efímera y con una alta necesidad de inmediatez, y es que en cuestión de segundos podemos recorrer todo un timeline combinado de historias, publicad, noticias, etc. Podemos comunicarnos con todo el mundo, no hay límites, si bien eso ha logrado hacernos sentir más sabios e inteligentes, hay efectos secundarios que siento:
- Mi atención hacia las cosas a disminuido, no recuerdo muchos datos y nombres
- Soy impaciente y quiero las cosas rápido.
- Siento que pierdo mi habilidad de retención de información
- Siento que todo es desechable
Uno de los grandes retos que enfrentamos es la adicción a nuestros dispositivos móviles y a estar conectados las 24 horas del día. Las redes sociales nos bombardean de información y nuestro cerebro se ha acostumbrado a hacer filtros y desechar lo menos relevante. Es impresionante como ha moldeado la tecnología nuestro proceso cognitivo y es que ponte a pensar ¿Cuantos teléfonos te sabes en caso de una emergencia? ¿Cuántas veces te toma recordar una nueva ruta para ir al trabajo sin usar Google Maps? ¿Cuándo fue la última vez que te sentiste desprotegido al no tener tu celular?
Qué ironía a mayor desarrollo tecnológico, menor es la capacidad del ser humano de actuar por sí mismo, me acepto como una adicta y dependiente de mi celular, es una necesidad que me fue dada, creada por las empresas que han visto enriquecer sus bolsillos, mientras yo veo ir en mi picada mi independencia ante esta oleada de mensajes rápidos y vanos.
Hoy tengo miedo a perder mi memoria, a veces quiero recordar detalles de libros o películas que me gustan y me cuesta mucho trabajo recordarlos, tal parece que nuestro cerebro moderno e “inteligente” ha dejado de funcionar, se ha acostumbrado a dar sólo lo mínimo que le pedimos cuando es bien sabido el potencial que tenemos.
No nací digital, pero si pude ver el avance tan rápido de esta era informática, ¡Qué envidia le tengo a las generaciones pasadas! Que si bien le veo ventajas a vivir en mis tiempos, desconozco las consecuencias que el Internet pueda tener a futuro en la raza humana.
.
Pingback: Había una vez en que las personas tenían privacidad – Mujercitas Valientes